3.07.2015

El hijo prodigo


La duda que carcome mi existencia, la leve caricia de tu mirada en la inconsistencia de mi alma y mis suspiros que reclaman tu sonrisa, una vez más, sobre la flor que enciende mi piel en cientos de años. No sé cuánto he de durar mi pena, que es tu alegría; mi incierto destino, que es tu inmejorable presente; y mi terquedad, que es tu sosiego, no lo sé. No he soslayado trazos de desesperación sobre la pureza de nuestra ficción. En cambio, me he entusiasmado al fantasear con el cosquilleo de tu respiración, entrelazadas las manos, esperando un “si”, sin sesear, si, infinitamente, el sí que se repite sin la i; cinceladas con la rojiza viva del rio en el que confluimos aquella vez, sumergidos en el submarino, en las profundidades de lo que no conocíamos. El rojo se teñía de sangre y la sangre envolvía a la flor, la flor que encendió mi piel hace miles de años.

Y ahora, que ya no hay tiempo ni para darse un tiempo, he mirado atrás, al atemporal pasado, al recuerdo vago y otra vez, tu sonrisa en aquella mujer que pasa por ahí ¡No! Y es que me has enseñado a calcar tu rostro en cada mujer, a recorrer con astucia la curvatura de tu sonrisa, sin tropezar en tus filos abismales, sin caer en la bendición de tus labios, pues es divinidad y yo un blasfemo que atenta contra sus propias creencias siendo el único acto que he de cometer, el sacrilegio.


Pero, aquella vez, en la que ya estaba decidido a predicar tu palabra en las oraciones de la diégesis compartida, a ser un devoto creyente, aquella vez, me expulsaste de tu reino, me llamaste indigno y yo no reclame, pues había invertido la convicción de mis acciones en tus palabras. Huir de esa realidad sin siquiera esperar tu redención pues he cometido el peor de los pecados y, en franqueza, no estoy arrepentido. Ahora me he creado otros dioses, he forzado una comunidad de creyentes entorno a héroes de capa caída, a seres mitológicos y hadas de cuentos. Ciencia ficción, eso es, eso fuimos, un relato que termina en un final inconcluso. Pero ¿Acaso eso no es no haber terminado la historia? Ansioso espero que me juzgues, ansioso espero mi regreso, soy el hijo prodigo

No hay comentarios:

Publicar un comentario